“En 1980, había en Tudela 1.500 hortelanos. Hoy sólo quedan 25: el mayor de ellos tiene 94 años y el más joven, 70 años”. Con esta frase el documentalista navarro Patxi Uriz resume la problemática que refleja el documental ‘Los Últimos de La Mejana, rebeldía y esperanza’: la extinción de los hortelanos y sus métodos tradicionales de cultivo de la huerta. El film denuncia las implicaciones que está teniendo este fenómeno en todo el territorio nacional, que está alternado el sistema de alimentación, reduciendo el consumo de productos locales y provocando un impacto medioambiental serio sobre el entorno más próximo. Para que el documental dé el salto a la gran pantalla, el documentalista y el hortelano y cocinero navarro, Santiago Cordón, han arrancado hoy una campaña de crowdfunding en la plataforma lateuaterra.com con la que esperan conseguir los 7.500 euros de financiación que necesitan para completar el montaje y la distribución del documental.
‘Los Últimos de La
Mejana, rebeldía y esperanza’ se enmarca en Tudela y se nutre de testimonios de
los hortelanos de la zona que aún trabajan la tierra con métodos tradicionales.
“La Mejana es el terreno de cultivo de Tudela, una zona muy fértil al estar
bañada por el Río Ebro y que produce hortalizas de gran calidad, como son los
cogollos y los espárragos. Lamentablemente, en esta zona no existe un relevo
generacional para que estas formas de cultivo puedan perdurar”, ha explicado
Patxi Uriz, uno de los promotores de la campaña y ganador del Premio Goya al
Mejor Cortometraje con ‘Hijos de la Tierra’. Al tratarse de una problemática
nacional, durante el transcurso de la cinta se retratan también testimonios de hortelanos
valencianos, permacultores mallorquines y agricultores agroecológicos de
Barcelona que cuentan cómo se vive este fenómeno en sus regiones.
Consecuencias del
‘exterminio silencioso’
“Queremos que el documental llegue a la gran pantalla para despertar conciencias entre la ciudadanía. Perder a los hortelanos significa perder la cultura milenaria que albergan y que tanto necesita el mundo”, afirma Santiago Cordón, otro de los promotores. La imposición de la agricultura y la ganadería industrial, el crecimiento de la importación de productos agrícolas y la despoblación rural explican este progresivo ‘exterminio silencioso’ que ya está afectando de forma grave a todo el territorio: tres de cada cinco municipios en España están en peligro de extinción según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Navarra es una de las comunidades autónomas más afectadas con casi el 70% de sus municipios con menos de 1.000 habitantes. Por su parte, en las provincias de Barcelona y Valencia, uno de cada tres municipios se ha visto afectado gravemente por la despoblación rural.
En contraste con las
tendencias globales de cultivo de la tierra, el documental refleja las
prácticas sostenibles que desarrollan los hortelanos de Tudela. “Son prácticas
que respetan el entorno más próximo y contribuyen al fomento del consumo de
productos de proximidad y con mayor calidad que los que habitualmente produce
la agroindustria. Merece la pena que pervivan porque son una de las formas de
salvar el planeta”, comenta Patxi.
Crowdfunding en
lateuaterra
A partir de hoy, Patxi
Uriz y Santi Cordón disponen de 39 días para conseguir 7.500 euros, la
financiación fijada para su proyecto con la podrán ultimar el documental.
Durante este tiempo, la iniciativa estará activa en lateuaterra.com, la primera
plataforma de micromecenazgo especializada y dedicada a proyectos que cuiden,
respeten y mejoren el medioambiente.
Lateuaterra.com sigue
la sistemática de las plataformas de crowdfunding tradicionales de donativos y
recompensas. Los promotores de los distintos proyectos envían sus ideas con una
descripción y un presupuesto para llevarla a cabo. Un comité técnico valora que
el proyecto sea realmente beneficioso para el medio ambiente, cumpla la
normativa y no produzca huella de carbono. El promotor tiene 39 días para dar a
conocer su propuesta y alcanzar el objetivo de financiación fijado para
desarrollarla. Durante este tiempo, cualquier persona podrá aportar una cuantía
al proyecto, por la que recibe una pequeña recompensa. La suma de las
aportaciones individuales hace posible que las iniciativas salgan adelante.