Las nuevas tecnologías han
desarrollado modelos de negocio y métodos de producción completamente
diferentes a los establecidos hace unos años. Ahora las empresas, conscientes
de la necesidad de combatir y frenar el cambio climático se focalizan en la
economía circular para reducir su impacto medioambiental.
La economía circular tiene como
objetivo garantizar una producción constante de bienes y servicios, pero
reeducando al consumidor para que cambie sus rutinas de consumo y evitar
malgastar o derrochar los recursos existentes.
Además, la Unión Europea ha hecho un llamamiento
a sus países miembros con el fin de que implanten este nuevo modelo económico y
apuesten por ciudades con una movilidad inteligente, sostenible y segura.
A nivel europeo destaca la estrategia
de Ámsterdam cuyo objetivo es reducir un 20% el uso de nuevas materias primas para
que en 2030 solo se adquieran productos de forma circular. Por esta razón la
ciudad está investigando cómo los edificios de madera podrían reducir las
emisiones de CO2 y la manera en la que su tratamiento no causa tanta
contaminación.
Además, también buscan que el 50% de
todas las rehabilitaciones de edificios sigan los principios de economía
circular en 2025. Para ello, Ámsterdam tendrá requisitos de sostenibilidad más
estrictos y los edificios obtendrán un “pasaporte de materiales” con el que una
empresa de demolición podrá determinar si estos siguen siendo válidos para su
uso y dónde se pueden encontrar materiales más reutilizables.