Varias organizaciones están trabajando en todo el mundo, para pedir que se ponga fin a la manipulación genética, de ciertas especies de árboles que se emplean en reforestación alegando que su plantación podría dañar el Medio Ambiente, infringe los derechos de los pueblos indígenas y tiene consecuencias negativas para la salud de los seres vivos. Dichos grupos están trabajando, por ejemplo, para prohibir la ingeniería genética de árboles de álamo, que se emplearían para producir biocombustibles y productos de papel, una tecnología que se investiga en una universidad canadiense. Por otra parte, tanto en América del sur, como en al continente asiático y algunas zonas de África se está planificando plantar eucaliptos no nativos y genéticamente modificados, que podrían desplazar a varias comunidades y que se estima provocarían graves consecuencias en el Medio Ambiente y en la biodiversidad. este tipo de árboles podría ocasionar graves problemas entre las comunidades de abejas, que son los polinizadores naturales de dichas plantas. Se teme que las modificaciones genéticas tengan efectos perniciosos entre estos insectos, que ya están en grave peligro por los efectos del Cambio Climático y la contaminación de origen antropogénico. Las asociaciones se están manifestando en todo el mundo para pedir que los árboles se conserven en su estado natural y que se eduque a la gente acerca de las amenazas que los organismos modificados genéticamente pueden ocasionar. Estos daños no solo afectarían al equilibrio de los ecosistemas y la salud de todos los seres que los habitan, sino también a las culturas, tradiciones y modos de vida de miles de indígenas que podrían ser desplazados por las plantaciones de estas especies.