El 90% de las bolsas de plástico sólo se usan una vez durante menos de 25 minutos y tardan en descomponerse más de 100 años, generando toxicidades y sustancias químicas perjudiciales para nuestro entorno. Por ello, en sintonía con la línea por la quiere apostar la Unión Europea, el Consejo de Ministros ha decidido prohibir las bolsas de plástico en 2021 y, mientras tanto, empezarlas a cobrar de forma obligatoria a partir del próximo junio.
Pese a que se trata de una de las medidas más ambiciosas de todos los países de la Unión Europea, para Ecologistas en Acción y Greenpeace son insuficientes. Desde su punto de vista, el Real Decreto no propone algo novedoso: muchos establecimientos ya empezaron hace años a cobrar las bolsas y la respuesta no ha mitigado su uso. Por otro lado, el hecho de substituir unas bolsas de plástico por otras biodegradables no es, según la opinión de los grupos ecologistas, una solución al problema puesto que no está demostrado que estas se puedan degradar, si no están hechas de papel o cartón.
La medida legislativa tampoco
incluye envases o plásticos de un solo uso y no propone medidas para contaminar
el vertido de residuos plásticos en nuestras costas, que genera graves
problemas para el ecosistema marino. El problema está mucho más enraizado. Se
trata de educar y hacer ver las consecuencias de la cultura de consumo rápido y
fomentar un estilo de vida más respetuoso con nuestro entorno, que opte por reciclar y reutilizar.