La generación mundial de residuos sólidos urbanos (RSU) no
para de aumentar. Según un estudio que acaba de presentar EAE Business
School, ‘Gestión de Residuos y Economía Circular’, se espera que se
alcancen los 2.200 millones de toneladas de residuos en 2025. En España,
este incremento constante de residuos, con pocas alternativas para su
reutilización, se ha instaurado como la tónica habitual: las comunidades
autónomas que más residuos generan son Andalucía (4.237.916t), Cataluña
(3.555.158t), la Comunidad de Madrid (2.328.829t) y la Comunidad Valenciana
(2.187.379t). De todas las toneladas de residuos que este país produce, sólo a
un 43% se le dan una segunda vida útil, un 8% menos que la media de la Unión
Europea y un 22% menos que el objetivo prioritario que ha fijado el órgano
internacional para la reutilización y reciclaje de residuos urbanos, que ha de
alcanzarse antes de 2030.
De entre todos los residuos, los plásticos, uno de los
elementos más contaminantes para el planeta, siguen siendo el componente que
más se utiliza y más se fabrica: en 20 años, la generación de estos residuos se
duplicará y en 2025, se cuadriplicará. Actualmente sólo el 14% de estos
plásticos se recupera o se reutiliza de alguna forma, trayendo graves
consecuencias para la salud de nuestro ecosistema.
El estudio de la EAE Business
School asegura que un 20% de estos envases que desechamos podrían ser
reutilizados o reciclados, un porcentaje que se traduciría en seis millones de
residuos plásticos que nos podríamos ahorrar. En este sentido, ya hay muchos órganos
internacionales, como el Parlamento Europeo, que han demostrado una apuesta
clara por, en primer lugar, combatir contra los desechos urbanos y los
productos perjudiciales para el medio ambiente y por, en segundo lugar, lograr
un modelo de economía circular que permita mejorar el sistema de gestión de
residuos. Iniciativas como la de Fusta, un prototipo de cocina en el que se
pretende dar una segunda vida útil a los residuos, puede ser un paso más en la Comunitat Valenciana para promover un consumo más ético de productos y tecnologías que tenemos a nuestro alcance.